La toxina botulínica, o Botox®, conduce a la inhibición de las fibras nerviosas colinérgicas simpáticas y reduce, o previene, la producción de sudor. Al inyectar en las áreas afectadas con toxina botulínica, las señales químicas que provienen de los nervios que controlan las glándulas sudoríparas se bloquean temporalmente. La sudoración severa se detiene cuando las glándulas sudoríparas ya no reciben las señales químicas que necesitan.